Los cronistas brasileños de principios del siglo XX paseaban desde el centro de las grandes ciudades hasta las zonas marginales para contar lo que veían, lo que allí se encontraban, la vida que había más allá del glamour de la urbe. Lo hacía João do Rio, lo hacía Lima Barreto, el propio Machado de Assis también lo hacía. Se cumplen precisamente 120 años de las primeras reuniones fundacionales de la Academia Brasileira de Letras, de la mano del autor de Dom Casmurro –Machado era negro, aunque desde los primeros años, a tenor de las fotografías, sufriera una especie de blanqueamiento estilo Michael Jackson, con el que la élite brasileña quería marcar su territorio y conservar sus privilegios–.
Actualmente ya no hace falta que los cronistas se pasen por la periferia, no. Sus autores se han hecho fuertes, primero en sus propios barrios, y luego afuera, acercándose al centro de las ciudades y adentrándose en ferias, festivales y librerías.
Hace unos meses, los Ambulantes tuvimos la oportunidad de presenciar uno de los eventos de la FLUPP (Festa Literária das Periferias), y terminamos entusiasmados. La jornada en cuestión, en la CADEG de São Cristovão, consistía en la presentación de Sátiras e outras subversões, de Lima Barreto (Penguin & Companhia das Letras), organizado por Felipe Botelho Corrêa, con crónicas inéditas del autor carioca. Antes del acto, como es habitual en los eventos de la FLUPP, y ante más de cien personas, tuvo lugar un micro abierto para poetas. El espectáculo fue inspirador y esperanzador. Ya no hace falta que nadie externo nos lo cuente. Nos lo cuentan directamente ellos.
Una de la autoras que se ha dejado caer por la FLUPP en los últimos tiempos, con enorme éxito, ha sido la paulistana Mel Duarte, que ya forma parte de la familia de Ediciones Ambulantes –las librerías españolas recibirán su mensaje en castellano dentro de unos meses–.
Su poemario Negra Nua Crua está llamado a marcar un antes y un después. La literatura llega desde la periferia, y llega llevándose todo por delante.